lunes, 18 de mayo de 2015

De Saint George a Page, el extremo norte del Gran Cañón del Colorado.

Rodada 2015. Día 2. 463.49 kilómetros.

El plan para hoy era salir de Page, visitar el Parque Nacional de Zion y luego el extremo norte del Gran Cañón del Colorado para, al final del día, llegar a dormir a Page, Arizona. No obstante, por un error en el GPS viajamos de Saint George a Fredonia y Kanab y ahí, en lugar de tomar la desviación hacia el Parque Nacional de Zion, seguimos con rumbo a Page, a donde llegamos alrededor del mediodía. Es necesario entonces desandar el camino para visitar, por lo menos, el extremo norte del Gran Cañón del Colorado.

El año pasado visitamos el Gran Cañón, en su parte cercana a Las Vegas y podemos decir que el camino al extremo norte es mucho más bonito porque no se atraviesa el desierto sino el Bosque Nacional de Kaibab. Sin embargo, por un fenómeno climático hace un frío inusual y en motocicleta se está más expuesto al viento, la lluvia y la baja temperatura (2°C). La carretera tiene muchas curvas y es peligroso detenerse en alguna a ponernos los impermeables. De modo que cuando por fin llegamos a una explanada, ya estamos un poco congelados. Descubrimos frente a nosotros una cabaña de madera que echa humo por la chimenea; resulta ser un hotel.  Entramos en busca de una bebida caliente y nos encontramos con un grupo numeroso de turistas sorprendidos por el frío. Ellos nos informan que en la ruta al Gran Cañón hay nieve a las orillas de la carretera. ¿Seguimos o regresamos a Page? Decidimos arriesgarnos y continuar.

Después de 44 neblinosas millas nos detenemos en el estacionamiento del Bright Angel Point (Punto del Ángel Brillante). Nada parece extraordinario, pero unos pasos más adelante, el Cañón de profundidades inimaginables muestra los distintos colores de sus capas geológicas, en formaciones ondulantes que se pierden en el horizonte. Llama la atención la soledad y un silencio donde lo único que se escucha es el viento. Ante la serena fuerza y el misticismo del lugar, entendemos que el viaje valió la pena.

De regreso, el frío es menor o, tal vez, la emoción de lo visto nos hace sentirlo menos. Con viento de costado, a veces de un lado, a veces del otro, llegamos al hotel de Page, Arizona. Es tarde, estamos cansados y al día siguiente nos espera un nuevo lugar.

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