sábado, 21 de mayo de 2016

Una opción de alojamiento en Isla Mujeres, hotel Mia Reef

El Hotel Mía Reef se ubica en un islote (frente a la Playa Norte de Isla Mujeres), al que se llega atravesando un puente de madera por el que transitan principalmente peatones y uno que otro taxi. Es una obviedad decir que “El Yunque” (que es como se llama el islote) está rodeado de mar, pero lo que no es obvio es que el paisaje es totalmente distinto en cada uno de sus lados.

Entre el islote e Isla Mujeres (al Occidente) se forma una especie de laguna de tonalidad verde claro. El agua es tibia, tranquila, diáfana, poco profunda y uno puede permanecer ahí por horas disfrutando el paisaje, rodeado de los peces que se mezclan con las personas esperando a que éstas les den de comer. En cambio, el lado Oriente del Yunque es pura roca. Como da al mar abierto, el agua es azul oscuro, el viento es intenso y las olas, fuertes. Sin embargo, casi en el extremo del islote, las rocas forman una pequeña poza natural, la “piscina del rey”, a la que se llega bajando una escalera de madera que facilita el acceso. Las olas rompen en el límite de la poza, pero dentro el agua es tranquila, tibia y propicia para el esnorquel.


Conocí este hotel en 2013, cuando aún se llamaba Avalon Reef. Mi esposo y yo fuimos con un pase de un día, enviados por un hotel de Cancún perteneciente a la misma cadena. Acomodados del lado que da a Isla Mujeres en las tumbonas de la pequeña playa, nos prometimos alojarnos ahí algún día porque, aunque las instalaciones lucían algo deterioradas y faltaba mantenimiento, la ubicación era simplemente privilegiada.

Fieles a nuestra promesa regresamos en mayo de 2016 al ahora Mia Reef. Al entrar a la recepción nos dimos cuenta de que ésta había cambiado drásticamente. El antiguo mostrador de madera oscura había sido sustituido por tres pequeños mostradores de vibrantes colores rosa y azul y, tras ellos, un gran espejo con un marco plateado de estilo mexicano.

–¿Cambiaron la recepción? –pregunté.
– Sí –respondió el empleado del mostrador– ¿hace cuánto que no viene?
–Tres años.
–Ah, es que el hotel cambió de dueño hace más o menos tres años y desde entonces estamos en proceso de renovación.

Como parte de la renovación, las habitaciones tienen un look minimalista con toques de mexicanidad: piso, techo, cortinas y colchas son blancos, pero los cojines son rosa intenso y algunos muestran el rostro de Frida Kahlo.
Casi todo es blanco
Son austeras, pero cuentan con lo necesario: baño, clóset, un pequeño refrigerador, una pequeña televisión, una cafetera también pequeña, secadora de cabello, plancha y burro de planchar; lo mejor es que el aire acondicionado funciona óptimamente y los colchones están en perfectas condiciones.
Pequeño clóset

Baño
Lo inmejorable es que prácticamente todas las habitaciones tienen vista al mar, de manera que uno no está expuesto a que le toque el cuarto con vista al estacionamiento o al depósito de basura, como sucede con tanta frecuencia en los hoteles de playa.
Casi todas las habitaciones tienen vista al mar

El Mía Reef es all inclusive, lo que quiere decir que uno puede comer y beber desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche y eso está incluido en el costo del hospedaje. Las bebidas alcohólicas no son las más finas (nunca lo son en los all inclusive) y lo mejor del bufet, para mi gusto, son los platillos de la región, como la sopa de lima, los huevos motuleños y la cochinita pibil de los domingos que les queda realmente deliciosa.

Me parece que una cualidad del hotel es su personal, auténticamente amable. Y subrayo el auténticamente para decir que no es esa amabilidad distante que se aprende en los cursos de capacitación, sino esa amabilidad provinciana -cercana, abierta y relajada-, que no es frecuente en los hoteles de gran turismo.

Durante nuestra estancia encontramos que los huéspedes eran en su mayoría originarios del Este de los Estados Unidos (en especial de Indiana), pero también había varios de Israel e, incluso, una familia de Sídney, Australia. Me llamó la atención que todos hacían un esfuerzo por aprender y decir al menos una palabra en español y había quien lo hablaba con fluidez.

El hotel hoy está en una transición donde algunas cosas son muy nuevas y otras no tanto; algunas funcionan muy bien, pero a otras les falta. Según el testimonio de los propios empleados, el actual dueño pretende convertir el Mía Reef en un hotel de gran turismo y construir una nueva torre que ampliaría su capacidad. No me gustó la idea. Me parece que corre el riesgo de perder elementos que hoy lo distinguen y le dan carácter, como la privacidad y la cercanía entre el personal y los huéspedes. Por eso lector, si te interesa este lugar, trata de ir antes de que eso suceda.

Tip: En el restaurante Las Marías la comida es buena; el postre, regular, y el vino, muy malo.
Dato de interés: Este hotel se inauguró en 1964 con el nombre de Zazil Ha. Sobre su historia escribiré en una próxima entrada.

1 comentario:

  1. Gracias Mony, por tan interesante reseña del lugar. He estado un par de veces en Isla Mujeres, pero no había leído sobre ese lugar en particular.

    ResponderEliminar