jueves, 28 de mayo de 2015

Jornada final, del lago Topaz a Fresno: Sonora Pass.

Rodada 2015. Día 12. 370 kilómetros.

Cerramos con broche de oro al rodar de Nevada a California por Sonora Pass, a casi 3,000 m sobre el nivel del mar en la Sierra Nevada. Atravesamos un bosque nacional que primero se llama Toiyabe y luego, Stanislaus, por una carretera estrecha de curvas cerradas. Vimos un centro de entrenamiento de los Marines donde un grupo de jóvenes se disponía a escalar la montaña. El paisaje de montañas nevadas y bosques de pinos es hermoso, pero al llegar a la cima la vista sobrecogedora. Permanecimos ahí un buen rato y cuando nos disponíamos a iniciar el descenso, vimos a un par de muchachos con llantas playeras dispuestos a deslizarse montaña abajo aprovechando la escasa nieve restante. No los vimos bajar, pero sí escuchamos sus gritos eufóricos resonar en el silencio de la montaña.
Pocos metros adelante nos detuvimos frente a una roca que era como un mirador natural. Al acercarnos nos dimos cuenta de que al pie de la roca había una joven indigente acostada tomando el sol. A su lado, una maleta negra algo maltratada y muy llena donde seguramente guardaba todas sus pertenencias.
-¿Cómo te llamas?- preguntó.
-Mónica- respondí. -¿Y tú?
-Vanessa.
Me hubiera gustado preguntarle si vivía ahí, pero había cerrado los ojos y parecía dormir. Tomé algunas fotos y ya de regreso a la moto, dije:
-Good bye, Vanessa.
Y ella respondió: Good bye, Mónica.
En el descenso tomamos la carretera 49, pasamos por Sonora y Jamestown, a lo largo de un camino de innumerables curvas que va bordeando el abismo.
Por fin llegamos a Fresno luego de 12 días de viaje, 5150 km, nueve parques nacionales, montañas, cañones, mesetas, curvas, interminables rectas, ríos, lluvia, granizo, calor y nieve. Llegamos cansados, contentos, eufóricos y hambrientos, con el deseo de reandar el camino andado una y muchas veces más.

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